Mientras tú y yo nos besamos.

El rosal de afuera se mueve con suavidad, como te mueves tú por la noche cuando duermes conmigo y te deslizas bajo las sábanas buscando espacio entre los dos.

Yo sé que sólo te dejas querer a ratos, que el resto del tiempo no te gusta esa sensación de pertenecerle a nadie, pero me gustas así todo lo salvaje que quieras ser, con las uñas arañándome o acurrucándote contra el pecho mientras escuchas mi respiración, con maquillaje o sin él, vestida o desnuda, hablando, gritando o en silencio, esquivándome o abrazándome fuerte.

Yo sé que escucho música rara y que digo cosas sin sentido que no interesan a nadie. Ya sé que vivo en las nubes la gran parte del día y que me repito demasiado. Ya sé que parece que sólo puedo hablar de café, música, libros y muertos, y que dejo de ser interesante a la segunda conversación. Ya sé que debo ser poca cosa en la cama y que estoy cada vez más lejos de ser lo que buscas y necesitas en estos momentos.

Tu voz, a veces, me suena como deben sonar las estrellas para quienes saben escucharlas. Tu sonrisa se dibuja tan suave como debían pintar los pinceles de Degas o Monet sobre un óleo. Tu cuerpo ha sido la única paz que he encontrado en todo este viejo y largo camino.

Yo no sé si los lobos aún te siguen al andar, ni si te das cuenta de todo el desastre que me has dejado en el alma.

Y es que me da igual, a mí me pasa como en el Evangelio, que una palabra tuya bastará para sanarme, y que podrías convertir el agua en vino y resucitarme con sólo un suave toque sobre el corazón. Porque yo lo tengo claro, pienso en lo que quiero, lo hago con calma, y sólo puedo verte a ti, y si tu imagen se difumina, si pienso que no estás en este trayecto todo se vuelve oscuro, sin sentido, y no encuentro nada que me ilumine la vida como lo hacen tus ojos al mirarme.

En tu ausencia no puedo ni quiero vivir.

No quiero contigo ni guerras ni fronteras ni silencios dolorosos.

Sabes que encajamos como esos puzzles sencillos de cuando éramos niños, y eso no debería darte miedo ni hacerte huir a ninguna parte que no sea a mi lado.

Soy tu oportunidad y tú la mía.

Seamos todo pero juntos.

Y después que se rompa el mundo, el tiempo y el universo si quieren mientras tú y yo nos besamos.

2 comentarios en “Mientras tú y yo nos besamos.

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