Lo único que sabes, al final de todo, es que tarde o temprano el amor duele. Nada lo va a cambiar, nada lo va a mejorar, y no sirven las palabras de ánimo, ni las palmadas en la espalda, ni la voluntad de los demás ofreciéndote su ayuda.
A la caída te enfrentas solo, a vivir desde el suelo, a tocar fondo, a enterrarte, a ahogarte en pensamientos y en palabras nadie te enseña. No hay libros, ni maestros que te enseñen ni te aconsejen a cómo calmar la angustia.
Lo único que sabes es que, al final de todo, no sales ileso.
Soy todo heridas mal curadas.