No me importa el destino, ni el final de trayecto, ni el viaje, si voy contigo.
A veces creo que me faltan todas las dudas que a ti te sobran para igualar la balanza, para no estar tan expuesto, para evitar el daño y que no me toquen las costillas contra el suelo en el próximo golpe.
No sirve de nada escudarme en cualquier excusa para olvidar, ni en tratar de dormir más horas de las que necesito, ni fingir un bienestar que no siento en ningún momento. Y es que sigo siendo el sapo que no se convierte en príncipe al final del cuento, el mismo de siempre, el que sabe aconsejar al resto pero aún no ha aprendido a cuidarse y quererse de verdad.
Supongo que mañana te seguiré mirando, buscando en los mapas, y serás cada una de esas ciudades que me traen buenos recuerdos, serás ese cielo que no deja que las nubes le tapen el sol. Supongo que mañana me seguiré topando contigo en cualquier esquina, obligado a mirar el suelo, tragar saliva y a arrancarme las espinas.
No supe hacerlo bien.
No fui capaz de convertirme en tu imprescindible.
No conseguí hacer que necesitaras mirarme a cada rato, como quien mira a la lluvia después de largos meses de sequía, como quien mira unos labios después de encontrarse con muchos amores de mentira, como yo te miro a los ojos.
Que quizá el exceso de ternura mata la pasión, o que te he querido cuidar más de lo que estabas dispuesta a permitir.
O quizá es sólo que pienso demasiado y siempre estoy equivocado. Que todo sucede en mi cabeza y nunca pasa el umbral de la realidad.
Pero da igual lo que piense, siempre vuelvo al inicio, al lugar donde aún puedo coger tu mano, mirarme los zapatos, pisar las ramas secas y caminar junto a ti. Todavía podemos cortar las cuerdas y tirarlas bien lejos, echar el resto, apostarlo todo. Estamos a tiempo de despegar, llorar de alegría y escuchar nuevas canciones.
Nunca es tarde para regalarnos caricias, reconocernos de nuevo, reflejar nuestras sonrisas en los charcos.
Y es verdad, no me importa el destino, ni el final de trayecto, ni el viaje, si voy contigo.
Imagina si lo tengo claro.