Dicen que existen otros mundos, otras realidades, otras existencias en las que todo puede ser igual pero de un modo distinto. Mundos en los que nosotros podríamos ser nosotros y mirarnos a los mismos ojos pero con otros sentimientos, con un fondo diferente. La función es diferente cada vez que se representa en el teatro, y la sinfonía suena distinto cada vez que se interpreta, y supongo que eso podría pasar con nuestras almas, que cuando cobran forma de nuevo, cuando vuelven al mismo cuerpo todo puede cambiar.
En una realidad paralela todo sería muy distinto, te lo aseguro.
En una realidad paralela todo es diferente pero no exactamente del revés.
En una realidad paralela no todas pero algunas cosas son mucho mejor.
Los meses de otoño no son tristes.
La soledad no duele.
Las sonrisas permanecen.
El silencio no es incómodo.
La sensibilidad es una virtud.
Los abrazos y los besos no se tienen que pedir.
Hay libros para todos.
La muerte te pide permiso.
El dinero no lo es todo.
Siempre hay tiempo para las despedidas.
Se demuestra lo que se siente.
No se oculta la verdad.
Mirar a los ojos es un mandamiento.
El miedo no existe.
El agua nunca falta.
Lo bonito no se tiene que esconder.
En una realidad paralela ahora mismo estás cogiéndome la mano, entrelazando tus dedos con los míos, paseamos juntos, los domingos no son tan grises.
Al final nunca pierdo la esperanza, quizá por eso todavía sueño.