Isabel Marín Díaz. Segundo piso, puerta 6.
«Money is the reason we exist… everybody knows that is a fact, (kiss kiss)»
Lana del Rey-National Anthem.
«Me dejó por Natasha, la chica bielorrusa de las tetas grandes, aunque fuese una de las personas más estúpidas que he visto en mi vida. Pero eso, (¡Isa entérate!) que tenía las tetas enormes y era rica, moviéndose en el mismo ambiente que él y eso a algunos (y algunas. Que no son solo hombres) es lo que solo valoran, la apariencia.»
«Maldito alcance de Tinder. Qué asco de apps de contacto, creo que no deberían llamarse así si no de «solo quiero sexo». No importa cómo eres, te valoran únicamente por las fotos que pones. Y sólo hay que deslizar al corazón o a la cruz, corazón, cruz. Derecha o izquierda”.
Esto estaba en mi mente hace 25 días, el 5 de marzo, cuando me di cuenta de lo que estaba pasando y los vi juntos besándose en Ibiza, donde yo estaba temporalmente por trabajo. Una compañera diseñadora, Ania, me lo confirmó al final, aunque ya la conocíamos porque esa imbécil muchas veces iba a la isla a pegarse toda la fiesta. Yo aún no iba en serio con Pablo y no llegamos a acostarnos porque ambos nos movíamos mucho. Pero sí me enamoré y sin saber, en aquella ocasión en la que le vi por primera vez, que era aristócrata. Me gustaba mucho pasear por la playa con él y me dijo, cuando le conté un poco sobre mi vida, que no le importaba que fuese de una clase social inferior, aunque yo estaba contenta de poder ganar dinero por mí misma. Él me mentía. Y evidentemente, lloré mucho, porque me hubiera gustado ser una top model y desfilar para Chanel o Dior, o incluso Lorenzo Caprile, que me parece muy majo él. Pero he sido rechazada porque no tengo medidas de pasarela y por eso soy modelo de catálogo de tiendas de ropa. A mí me parece bastante bien, pero no te da fama y … estoy ya cerca de los 30 y empiezo a notar en rechazo en ciertos trabajos.
Volví a sollozar cuando llegué a Madrid el día 10 de marzo en el que se avisó que iban a cerrar los museos y centros públicos, un aviso de lo que estaría por llegar. Mi tía Mercedes (a la que quiero mucho y me dejó entrar a este piso) no estaba aquí si no en una residencia de un pueblo trabajando como enfermera para cuidar a la madre de su novio. Me dijo que volvería pronto. Lloré porque también empezaba a ser consciente de que esto iba a ser serio, por lo que «pronto» pasaba a ser «tarde». Así que ni siquiera tendría el consuelo de poder ir juntas a ver «Las Hilanderas» en el Museo del Prado, su cuadro favorito y en el que me explicaba que había dos historias en una, con una «puesta en abismo» y que este cuadro también se agrandó.
Ahora estamos ya a 30 de marzo, el cielo está nublado y a veces llueve, por lo que me apetece estar más metida en la cama que otra cosa pero no logro dormir mucho. De llorar ya no tengo ganas ni lágrimas.
Como no vivo aquí la verdad es que he pasado bastante desapercibida en el edificio. Tampoco hago mucho ruido. Y aunque esto ya sé que es largo y lo será todavía más, no me apetece contactar con casi nadie y de ligar ni hablar. No me gusta ninguno, todos están además muy salidos y demasiado locos. Por ejemplo, Jack un americano que podría ser primo de Donald Trump, supe de él cuando escuché golpes porque lanzaba papel de aluminio arrugado, servilletas o lo que pillase a las palomas desde su balcón, con otro vecino animándole porque decía que transmitían el virus Y eso que me mandaron por Whatsapp que una actriz pedía que diéramos comida a las palomas, seguro que lo pasaría muy mal viendo esto. También está el que «vive» a mi lado que escucha música y se da golpes. Mi tía tenía razón cuando hablaba conmigo por teléfono y me decía que no había ningún chico para mí que fuera bueno. Aunque me mencionó hace semanas a un tal Alejandro, el hijo mayor de los vecinos de la puerta 7 que no vivía aqui, pero podría intentar ser maja con su padre y su madre en estos días. Al bajar para recoger las cartas de mi tía también he visto, de pasada, el nombre de Àjax, curioso nombre y creo que se lo habrá puesto alguien a quien le guste la mitología griega. Aunque el novio de mi tía me decía en estos días de broma, por teléfono, que a quién se le ocurre poner el nombre de un limpiador en polvo a su hijo.
De tener amigas en este bloque tampoco hablamos, muchas están borrachas, drogadas y con ganas de pasarse lo que sea por su cuerpo, y hay una a la que me encontré el otro día y me miró fijamente diciendo que quería leerme las manos. Admito que me dio miedo. Hablaba antes sobre el asunto de no poder dormir mucho ¿verdad? Pues porque hay dos vecinas anormales que ya hacen ruidos a partir de seis de la mañana. Una está con un «¡Hi guys!» y diciendo estupideces. Y otra hablando de lo que hacen los cóndores a los que se imagina que les ve desde su habitación y creo que les ha puesto a algunos nombre, como «Luka» o «Doctor Mora».
Voy al baño a despejarme un poco y me miro en el espejo. Llevo sin maquillarme desde que entré en este piso y está bien, la verdad. Me gusta notar la piel sin nada, solo lavada con el jabón antiacné que todavía tenía mi tía aquí, aunque no me va mal porque sigo teniendo la piel grasa. Estaba algo cansada que en el trabajo me echasen productos de todo. Pues, hala, mi piel. No como la mujer que está arriba del todo, va maquillada como si se lo hubiera hecho Homer Simpson con su escopeta. Y va con el mismo vestido y un collar de perlas. La veo bajar a veces cuando tiene que salir como si aún esperarse algo y no sé a dónde irá ¿a un bingo cercano a ligar que a lo mejor abre a escondidas? Porque todo está cerrado, incluso el Teatro Real ¿Será la amante de alguno y por agradarle se ha vestido así mientras estaban encerrados juntos? Mi tía me dijo que tenía una vecina, Paquita, que le gustaba mucho amasar croquetas mientras estaba con su mecedora y escuchaba a Manolo Escobar, pero estoy bastante segura de que no es ella. A lo mejor cuando me encuentre a la verdadera Paquita la pediría por favor, si podría probar la comida que hace.
Parece que las dos únicas personas normales que he visto de este edificio son un señor y una señora bastante mayores: Emilio y Pepa. Creo que murieron sus parejas y no estaría mal que se juntasen. Pero Andrés, el novio de mi tía me dijo que no, que ella era lesbiana y que estuvo toda su vida con una enfermera. Así que ni siquiera habrá algo interesante y con verdadero amor que pueda observar por el edificio.
Cara limpia, pelo recogido y crema corporal echada, a ver cómo me entretengo ahora que no puedo hacer gran cosa y no quiero ver vídeos, que además bastante tengo pensando cómo le va al de al lado… Puede que me instale Tinder, me dijo Ania que era bastante divertido, aunque también sabe que tengo mucha manía a esa aplicación. Bueno pues, a ver, sí que se ha instalado rápido. Veamos cómo va:
«Cruz» «cruz» «cruz» «cruz» «cruz» «cruz» (Que rollo) «cruz» «cruz» «cruz» (¿este tío que hace con esta foto?) «CRUZ» «cruz» «cruz»…
…
(Ruido de fondo: «Cruz, doble eme, raya, espiral…»)
¿?
(…espiral…¡Amarillo!)
Espera, ¿el anuncio de Correos? ¿Qué hace saliendo este vídeo del año pasado, con esa voz desagradable de hombre cuando dice «Correoooosssss» en una web porno? ¿No tendría que haber un anuncio en el que dijesen en inglés entre gemidos «Ey! More hot girls in this website»?
(…Funciona en grande. Cruz-doble eme-raya-espiral. Y también en pequeño…)
Argh, vaya agobio de todo, nada es normal en esta cuarentena, NADA. N-E-C-E-S-I-T-O tranquilidad, no valgo absolutamente nada, me van a despedir porque voy a engordar, y tengo la sensación de que ningún hombre me quiere. Ojalá el chico de al lado apague el ordenador y se frote él solito en su baño porque no quiero pensar en nada y no quiero escuchar ni un ruido, pero NI UN PUTO RUIDO ¿Y si le mando un mensaje a Pablo diciéndole que como está? Seguro que me contestará pidiéndome perdón y diciéndome que se acuerda de mí. ¡NO! Pablo no me quiere y ahora mismo estará con su cabeza entre dos tetas de 5 kilos cada una mientras esté encerrado con esa…. ESA. Tampoco puedo llamar ahora a mi tía porque la pobre estará liada en el pueblo y quiero llorar. ¿Estará bien chillar por la terraza? A lo mejor no, Isa NO, que siempre has tenido la cabeza muy fría y no has querido hacerte notar aquí, no lo eches todo por la borda. Venga, a la cocina, a echarte un chorro en las muñecas y a beber un vaso de agua mientras respiras, a cerrar los ojos y contar hasta tres que todo será mejor.
Uno… (respiro) dos… (respiro), y…..
(Golpe fuerte abajo)
(…)
¡AAAAAAAAHHHHHHHH!
Escrito por Lara Sánchez Paredero.