Cae al fondo, cae con lentitud porque ya nada importa, cae siguiendo ese principio del que ya habló Arquímedes hace miles de años. El reloj con la esfera rota sigue su curso hacia el fondo del pozo. Marca una hora que se quedará ahí, en la oscuridad, sin que nadie la vea. A la muerte le gusta actuar cuando nadie observa, cuando la gente duerme,
cuando nadie puede echarle en cara lo que hace, cuando nadie puede llorarle o suplicarle por sus seres queridos.