Amor, feliz san Valentín.
A ti que quieres de manera innata, sin pensar en las obligaciones que otros te imponen, sin pretender aparentar ante los demás.
A ti que has decidido abrazar a quien cree que no lo merece, que no miras a otro lado cuando quieren darte un beso, que te dejas llevar entre las tinieblas hasta llegar a la cama.
A ti que le coges de la mano sin agachar la mirada, que le sonríes a diario sin que te cueste, que no sientes rabias, ni odio, ni envidia.
A ti que eres feliz con tal de saber que existe en la misma dimensión en la que te encuentras tú, que te basta con compartir tu tiempo, que no necesitas capturarlo todo en fotografías para Instagram.
No sé si los 14 de Febrero son un buen día para celebrar el amor o no, si hay que decir esa frase tan manida de «el amor se celebra a diario» para convencerse a uno mismo. No tengo las respuestas absolutas, no tengo certezas en esto de lo que significa o no querer a otra persona junto a ti; pero sí tengo claro lo que en abstracto significa para mí amar a alguien.
Querer realmente es algo sencillo, que surge sin buscarlo. De pronto, aparece su nombre en el centro de tu pecho y no es posible borrarlo sin que duela. Lo complicado, creo yo, es la manera en la que nos relacionamos las personas porque somos ilógicos y difíciles, y no sabemos manejar ciertas situaciones de la forma adecuada.
Nos hemos acogido a la idea de que nada es duradero, de que las personas se pueden tirar a la basura después de un par de polvos sin que importe lo que sienten, de no querer comprometernos ni complicarnos la vida más de lo necesario.
Nos agobian demasiados mensajes a la vez, vernos más de dos días seguidos, una llamada de teléfono cada noche antes de dormir. Cuando antes eso sólo significaba que le importabas, que algo estaba comenzando a flotar entre los dos, que las partículas que nos rodean empezaban a estructurarse en forma de vínculo.
Tenemos miedo, un miedo increíble a que nos conozcan, a abrirnos la coraza y que alguien pase adentro a calentarse las manos con nuestros rescoldos. Miedo de que vean lo que somos, de compartir, de ilusionarnos, de crecer junto a alguien.
Miedo de que vean nuestro miedo, la fragilidad, lo jodidamente rotos que estamos por dentro.
El amor no es soportar a quien tienes al lado porque no te queda más remedio, tampoco porque no sabes si encontrarás algo mejor, ni porque es mejor tener a alguien que enfrentarte a la soledad de la casa vacía.
El amor no es utilizar a una persona por conveniencia, ni dejar de hablarle sin dar motivos ni explicaciones, ni elegir como si fuera una pieza de ropa que se compra en rebajas.
Amor no es aguantar porque es lo que siempre te han dicho que debes hacer, ni tratar de sacar a flote lo que ya está tan muerto que no puede volver a la vida.
Yo sólo entiendo de cerrar los ojos y verla a ella, de querer abrazarla sin motivo, de quitarle las piedras del camino para que no tenga que tropezar y arañarse las rodillas, de dar besos sin esperarlos de vuelta, de entregarle mis manos en la madrugada, de pedir perdón sin que haga falta, de intentar no herir sus sentimientos aunque no siempre me salga bien.
Yo sólo entiendo de amor desde el día en que me crucé con tus ojos y tuve que tragar saliva porque no podía articular palabra.
Amor, feliz san Valentín.