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Todo este infierno es mentira.

Al final sucede que no es tan complicado entender lo que nos pasa, de verdad. No es que nada vaya mal realmente pero tampoco va bien, simplemente se ha quedado todo en un estado de espera que ya no puede prolongarse durante mucho más tiempo.

No entro en sus planes y ella era todos los míos.

Y ha vuelto a pasar otro tren, otro barco, otro avión, otro satélite y ni siquiera los he mirado porque ya no tengo ojos para nada que no sea su destello entre el resto de personas sin brillo.

Ha vuelto a suceder, he vuelto a darme cuenta de que está lejos demasiado tarde, cuando estoy sangrando sin saber cómo parar esta catástrofe.

Ha vuelto a suceder, me he olvidado, me he quedado escondido en el último cajón junto a los calcetines viejos, donde no importo nada.

Supongo que por eso no me ves.

Supongo que por eso no te has dado cuenta de lo que estoy haciendo, ni de que cómo estoy, ni de por qué sigo aquí.

A veces siento que predico en el desierto, que estoy gritando lo que siento para nada, que lo intento sin ningún sentido.

Mira hacia arriba, aún estoy cogiéndote las manos para que no tropieces, para que no caigas a la primera de cambio.

Abre los ojos, escucha mi voz, a pesar de todo te sigo guiando.

Lo peor de dejar huella y que dejen huella en ti es que los recuerdos afloran como una mísera flor en marzo, y son incontrolables, y de pronto vuelve a tus retinas un beso, una frase, un paseo al atardecer en cualquier calle; y se te encoge el corazón, y te quedas callado con la mirada perdida porque estás pensando en ella (aunque no quieras).

Y lo único que quieres es volver a casa, acurrucarte en la cama, abrir los ojos y ver que te está acariciando el pelo y que todo ese dolor que se acumula por encima del estómago no existe.

Que todo este infierno es mentira.

 

Estamos jodidos.

Nos hemos deshumanizado o, al menos, estamos en ello. Pero yo aún espero a que las cosas dejen de dolerme cuando lo necesito, a que todo me de realmente igual y no haya nada que me queme el diafragma.

Lo intento cada día pero no consigo llegar a ser fuerte, y dan igual los golpes, el entrenamiento, los pensamientos. No hay nada que consiga hacerme despegar los pies del suelo.

Y si lo hay no voy a admitirlo en voz alta porque ya no tiene sentido.

Hemos sido un par de cometas cruzando el cielo al mismo tiempo. Extraño fenómeno. Pero el hechizo se rompe, a todos se nos acaba cayendo la venda de los ojos, y da igual que resuciten los muertos cuando nos cogemos de la mano. Supongo que tú también tienes miedo, que te da pánico ver que te acabo dejando caer. Y a este paso, será verdad.

La ciudad huele a desierto sin ti, las nubes tóxicas dejan caer lluvia que envenena y camino por las calles como si fueran un cementerio en el que dejar mis huesos descansar. Creo que cada vez estoy más cerca de estar muerto por dentro, de encallar en cualquier orilla que se deje querer.

Todo son dudas existenciales en este mundo nihilista.

Estamos jodidos, porque algún día escribiré nuestra verdad y entonces llorarás conmigo.