Etiqueta: partida

Saltos de esquí.

¿Alguna vez te has preguntado por qué alguien se atrevería a hacer un salto de esquí?

No sé, yo de manera habitual tampoco pero hoy sí. ¿Cómo decide uno practicar ese deporte? ¿Qué puede llevar a alguien decidir que lo que más le gusta en el mundo es saltar desde un trampolín enorme hasta dar con la nieve o con la hierba? La verdad es que no tengo ni idea. Se me escapa la respuesta como se me escapa casi todo en esta vida, como te me escapas tú. Y tampoco sé los motivos, ni acabo de entender nada.

La mayoría de las veces creo que todo lo que me pasa es por culpa mía, aunque realmente no comprenda el trasfondo de la situación. También, en parte, porque me parece de cobardes echar la culpa a los demás sin saber si realmente lo es. También porque no sé si puedo culpar a alguien que hace algo sin que exista realmente una mala intención.

Tampoco es esa la cuestión, no se trata, como siempre, de buscar culpables ni responsables. Al final de la partida uno tiene que ser consecuente y asumir sus decisiones, y si duele pues que duela. Para algo comenzamos el juego sabiendo que sería yo el que perdería mucho antes de llegar a la final. Para algo quisimos encender fuego sabiendo que se nos iría de las manos tarde o temprano. Para algo nos enredamos hasta que la cuerda se nos anudó en el cuello.

Pero, ¿sabes qué es lo importante después de todo, lo que debería servir, lo que debería prevalecer e imponerse sobre todo lo demás?

Que sigo aquí.

Sigo aquí.

Sentando en el mismo sitio de siempre, con el café ya frío de tanto esperarte.

Sigo aquí.

Mirando el reloj impaciente, con las mismas ganas de verte que tenía el primer día.

Sigo aquí.

Asomado al balcón para ver si llegas y me toca sonreír esta vez.

Quizá es que para ti nuestro amor tiene el mismo sentido que para mí lo tiene alguien que quiera hacer saltos de esquí en verano.

Eso, eso sí que lo explicaría todo.

No sé qué piensas pero yo nunca te habría soltado de la mano.

Déjame ser tu dragón.

El día que te quedes sabré que aún hay esperanza para nosotros. Pensaré que el mundo todavía se puede salvar.

En mis sueños hoy has vuelto a dejarme tirado en la cama, dormido, mientras te escabullías de las sábanas en silencio y paseabas desnuda por la casa a oscuras. Has vuelto a huir como sólo saben hacer los más cobardes. Has vuelto a dejar que me crezca la tristeza en el pecho al despertar sin ti.

Algunas cosas no deberíamos permitirlas jamás como que aquellos que más queremos sean los que más daño nos hagan. Paradójica la debilidad y la fortaleza que nos da el amor simultáneamente.

Volvemos siempre al punto de inicio, la rueda siempre gira otra vez, y estoy ya metido en un caleidoscopio que me distorsiona la realidad que me toca vivir.

El tiempo se ríe de nuevo, juega conmigo. No sé por qué siempre acabo yendo a contratiempo, contando días, meses, horas. Tratando de hacer cálculos, por si las cosas pueden cambiar y aún puedo salvarme contigo de la mano. Estamos a tiempo de coger otro tren, de ir los dos en el mismo vagón, de llegar a cualquier parte.

Hace meses que estoy perdido en este vacío que hemos dejado crecer entre nosotros cuando yo sólo quiero tenerte cerca, cuando todavía quiero que pase algo que de la vuelta a la partida, que haga caer las fichas del tablero, que nos obligue a empezar de nuevo. Quizá debí apartarme aquella primera vez, cuando sólo me había quemado la punta de los dedos, cuando aún podía curarme rápido, cuando aún sabía correr en dirección opuesta a ti.

Ahora el hielo crece lento entre los dos, nos separa poco a poco, nos distancia sin que queramos o quizá porque es lo que realmente que queremos y no somos capaces de decirlo con sinceridad, igual que no hemos sido capaces de tantas cosas durante todo este tiempo. Supongo que el invierno nunca se ha ido completamente de los dos, que estamos dejando que nos mate el silencio y el rencor sin que nos demos cuenta.

Tenemos nuestros propios infiernos, nuestros propios demonios que no nos dejan alzar el vuelo, que sólo nos hacen naufragar. Y yo sé, después de todo, que mi sitio es contigo, que no quiero perderme en ningún otro mar, que no quiero buscar alas nuevas porque no van a hacerme volar como tú.

Contigo soy, desde el inicio, Ícaro volando demasiado cerca del sol, pero es que estar contigo ha sido la única forma de sentirme vivo de verdad.

Y sabes tan bien como yo que todos los príncipes de las historias son imbéciles por eso yo sólo quiero ser tu dragón.