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Promesas.

Promesas.

Promesas.

Y más promesas.

Esas mentiras.

Que echamos a diarios.

Todos hemos hecho una alguna vez, y las que hemos cumplido podemos contarlas con los dedos de las manos, si somos generosos. Porque aunque queramos cumplirlas, porque aunque en un momento determinado de nuestra existencia pensemos que seremos capaces de cumplirlas quizá no sea así. No sabemos, por suerte o para nuestra desgracia, cómo será el devenir de las cosas, ni si cambiaremos de parecer, o los acontecimientos nos harán cambiar y elegir otros destinos que no estaban preestablecidos.

Las promesas son peligrosas, como serpientes que se deslizan bajo nuestros pies sin que nos demos cuenta, capaces de volverse en tu contra a la mínima oportunidad. Por eso las promesas no pueden hacerse a la ligera, porque después tenemos la obligación de seguir adelante con ellas, y si somos incapaces de llevarlas a cabo, sentimos una traición hacia nosotros mismos, una sensación de derrota difícil de explicar. Porque al final, una promesa se hace cuando parece sencilla de cumplir. Y darnos cuenta de que algo que pensábamos que nos resultaría fácil acaba complicándose, que nos resulta imposible sacar adelante, es duro, es un golpe difícil de encajar.

Por eso os advierto humildemente, tened cuidado con las promesas, con las palabras que lanzáis al viento y pensáis que no tienen peso suficiente pero que acaban siendo lastre que os hunde en el manto por culpa de la gravedad.

Por eso yo no voy a prometerte amor eterno, voy a hacerlo contigo día tras día, gesto a gesto. No voy a prometerte que cambiaré, te llenaré de besos y te allanaré el camino, haré que los problemas se queden lejos del alcance de nuestras miradas. No voy a prometerte que todo será perfecto, pero trataré de que lo sea. No voy a prometerte que no te haré llorar, pero si lo hago te secaré las lágrimas.

Y es que si no entendéis eso, que el amor es facilitar la vida a quien quieres. Si no entiendes eso es que no has entendido una mierda en esta vida, no has aprendido lo que significa de verdad amar a alguien sin condiciones.

Una última cosa, para que quede claro, la única promesa en la que creo la tiene en su mirada.

[Ahora voy a sentarme pacientemente, con cierto cinismo y una asquerosa superioridad, a mirar vuestros regalos de San Valentín mientras el resto del año rompéis todas vuestras promesas y os escupís en el café.]

Todo son mentiras.

Se repiten las noches de insomnio, la taquicardia al despertar y el sudor frío empapando las sábanas limpias.

Se repiten las pesadillas, el quemarme tocando el hielo, el ahogarme en el primer vaso de agua.

Se repiten las palabras entrecortadas, las manos temblorosas, las despedidas en voz baja.

Primavera, buen tiempo, buena cara.

Y todo son mentiras.

Siguen los puñales clavados en la espalda, y las heridas, y me pregunto si esto va a ser así toda la vida.

Siguen la incomprensión, el dolor, tanta mierda arrinconada dispuesta a salir en cualquier momento.

Siguen el cansancio, la falta de fuerzas, y escribir con rabia cada palabra.

De nada sirve nadar contra las olas.

Y todo son mentiras.

Aprendí a ser actor para no tener que dar explicaciones, preparar el papel cada mañana al salir por la puerta de casa y sonreír por pura inercia, mimetizarme con el resto, acostumbrarme a una normalidad que nunca siento.

Ando a todas horas en una obra de teatro de la que desconozco el guión y el resto de la compañía va y viene. Y el escenario está vacío y la luz me enfoca a mí otra vez. Y la mayoría de veces sólo escucho las risas enlatadas de todo este circo contra mí.

Sólo soy otro maldito bufón para entretener al rey.

Un lienzo salpicado de grises y negros. Soy como un jodido cuadro de Pollock que nadie entiende, manchas de pintura, expresionismo abstracto.

«Esto no es arte, es una broma de mal gusto«.

Supongo que todo acabará algún día. Que el timón del barco cambiará, que la rosa de los vientos me volverá a guiar fielmente, que la constelación de Andrómeda no dejará que me pierda de nuevo, y el efecto Coriolis hará que vuelva otra vez al centro de la esfera.

Y todo son mentiras.

Pero podrían ser verdad.