Nos hemos deshumanizado o, al menos, estamos en ello. Pero yo aún espero a que las cosas dejen de dolerme cuando lo necesito, a que todo me de realmente igual y no haya nada que me queme el diafragma.
Lo intento cada día pero no consigo llegar a ser fuerte, y dan igual los golpes, el entrenamiento, los pensamientos. No hay nada que consiga hacerme despegar los pies del suelo.
Y si lo hay no voy a admitirlo en voz alta porque ya no tiene sentido.
Hemos sido un par de cometas cruzando el cielo al mismo tiempo. Extraño fenómeno. Pero el hechizo se rompe, a todos se nos acaba cayendo la venda de los ojos, y da igual que resuciten los muertos cuando nos cogemos de la mano. Supongo que tú también tienes miedo, que te da pánico ver que te acabo dejando caer. Y a este paso, será verdad.
La ciudad huele a desierto sin ti, las nubes tóxicas dejan caer lluvia que envenena y camino por las calles como si fueran un cementerio en el que dejar mis huesos descansar. Creo que cada vez estoy más cerca de estar muerto por dentro, de encallar en cualquier orilla que se deje querer.
Todo son dudas existenciales en este mundo nihilista.
Estamos jodidos, porque algún día escribiré nuestra verdad y entonces llorarás conmigo.