Hoy he sentido la necesidad de escribir, como si la lava que me recorre por dentro tuviera el deseo implacable de salir al exterior, sin control. Hacía demasiado tiempo que eso no sucedía y tenía miedo. Un miedo silencioso pero casi atroz, que comenzaba a invadirme por creer que no volvería a ser capaz de juntar una letra tras otra.
Parece que la vida y la literatura sólo nos permiten desfogarnos en nuestros peores momentos, que no nos han explicado bien cómo es eso de vivir desde la tranquilidad. Que parece que uno sólo puede desangrarse si tiene el corazón y la cabeza llenos de pena y miserias.
No sabemos digerir el presente ni la felicidad momentánea.
Admito que es raro, eso de sentirse en calma después de una vida llena de autocompasión y heridas provocadas por mí mismo. También es raro esperar que en algún momento venga el desastre que debe llegar, obligatoriamente, tras la calma. Porque supongo que acabará pasando.
Lo cierto es que espero que esta sensación de que las frases pueden brotar sin problema no se detenga, que sea como esos ríos caudalosos que no dejan de correr ni en las peores sequías, como las corrientes marinas que vienen y van, como el giro de los planetas del espacio exterior.
De momento voy a regodearme con el hecho de haber caído otra vez ante la página en blanco y no tenerle miedo, de permitirme seguir de nuevo sin demasiada vergüenza.
Voy a dejar que la lava siga derramándose sobre el papel.
Y ver hasta dónde llega.
Me alegra saber q retomas la escritura con la tranquilidad q te ofrece el presente. Quiero leer ríos de tu lava sobre el papel!!!!
Recuerda una cosa siempre. Cuando tengas un papel en blanco y no puedas llenarlo con palabras, puedes usarlo para hacer aviones de papel
De vez en cuando regreso acá para ver qué entradas nuevas hay de tu parte y siempre me encuentro con la grata sorpresa de ver varios textos. Sigue así!!!
Muchas gracias por tus palabras. A pesar de que últimamente me cuesta escribir sigo intentándolo.