Benditas canciones.

Algunos desastres sólo traen cosas buenas.

De pronto para mí se han levantado las persianas y ha vuelto a entrar el sol en casa, y puedo respirar hondo sin que me duela el pecho ni me pese la sonrisa.

Es raro pero siento esa calidez de antaño recorriéndome las articulaciones, como si de pronto algo supiera dentro de mí que se acercan la tranquilidad y la vida de la mano, y al mismo compás.

De verdad que es raro, lo de darte cuenta de que no eres culpable de nada, que no era culpa tuya, que hay personas que están condenadas a tomar malas decisiones día tras día y de pronto, te permiten un día soltarte el collar y escapar.

Y abrir los ojos.

Ni siquiera me duelen las mentiras, porque estas sólo se pudren dentro de quien las dice y no de quien las recibe.

Bendita ignorancia.

Benditas canciones que me hablaban de ti y ahora me salvan porque yo sí te he querido, de manera clara y transparente.

Y nunca he tenido miedo ni he necesitado de escudos contra ti.

Ojalá te acuerdes de los bailes, de las risas, de los besos, de las manos, de los sueños, de mis dedos en tu nuca y te vayan pesando con los años.

Tú que decías que todo duraría hasta que yo quisiera, que acabaría odiándote.

Te has encargado de hacerlo bien, muy bien, te has empeñado en crear heridas con ganas, has intentado derrocarme de todas las maneras posibles.

Pero no te lo concedo.

Prefiero brindarte una sonrisa eterna y una risa cristalina que te persiga cuando estés tan perdida como aquella primera vez que quisiste abrazarme y te creíste afortunada al respirar sin miedo.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s