Quizá es mala suerte, quizá es esta capa de lodo que me recubre siempre, la que no me deja sonreír a diario, sentirme tranquilo, mirarme al espejo y dejar de tener miedo.
Quizá es la mala suerte, o sólo soy yo mismo golpeándome el pecho a diario para permitir que mi corazón siga latiendo.
Voy lleno de vendas que me cubren los ojos, lleno de mentiras que me han dejado cráteres en la piel donde ahora intentan crecer flores pálidas.
Voy lleno de historias que no interesan a nadie, de formas de hablar que no se entienden, de sufrimiento que todo el mundo toma por superficial, sin importancia y exagerado.
No sé si tú también vas enamorándote de ojos que hablan sin despegar los labios, de gente sin modales pero de alma gigante, de la justicia justa, de detalles inconcretos, de canciones habladas, de un rayo de sol inesperado colándose en la habitación.
No sé si tú también tiras los dados y sumas un uno, si siempre que miras al cielo buscando la luna encuentras un eclipse, si quieres disfrutar del camino sin haber empezado el viaje.
Quizá es mala suerte querer ser Ártico junto al mar Mediterráneo, donde los días pasan tan lentos cuando sopla el poniente.
Quizá es mala suerte quererte sin que sirva de nada, quedarme sin respiración cuando el dolor da otra punzada.
Quizá es mala suerte, o la vida haciendo de las suyas demostrando una vez más que nada importa, que todo sigue, aunque duela, aunque pese, aunque nunca podamos olvidar.
Ha caído al suelo mi torre de naipes.
No queda ni rastro de tus caricias en mi espalda.
Podría decir mil cosas sobre lo que escribes. Es muy fácil identificarse con ellos y un antagonismo decir que son hermosos y doloroso . En los últimos, sólo he pensado en una palabra y es Shoganai (en el sentido positivo). Gracias por tus relatos.
Gracias a ti, por leer y por comentar. Es muy importante para mí saber que a alguien le llegan mis palabras.