Amor sin culpa.

Las casualidades existen, por eso aparece gente inesperada en tu camino para comenzar historias, porque está escrito que deben suceder. Somos tan pequeños que el Universo debe conocer todas las decisiones que están a nuestro a alcance y modularlas, influir sobre nosotros para que hagamos una u otra cosa y no alterar la historia. Quizá sólo vivimos un ciclo constante, un bucle que empieza y acaba siempre de la misma manera. Pero a mí me gustaría forzar los límites, cambiarlo todo contigo, romper los esquemas de los demás y también los nuestros, demostrarnos todo sólo con mirarnos.

¿Cómo voy a atreverme a huir de esto?

¿Cómo voy a atreverme a huir de ti?

Si me han dicho siempre que hay que plantar cara, enseñar los dientes y luchar por encima de todo, que lo importante es ser capaz de sacrificarse por conseguir lo que uno quiere, que no se puede llegar al ocaso arrepentido por haber callado y no haberse dejado sentir.

Ser cobarde sirve algunas veces pero nunca con los temas del corazón, porque luego duele no haberse atrevido a cruzar la línea, a lanzarlo todo por los aires, y acaba pesando donde pesa todo.

En la conciencia.

Ser cobarde sirve algunos días pero nunca cuando los demás te necesitan, cuando sabes que hay alguien que, si te tiras de cabeza, va a estar con los brazos abiertos para que no caigáis los dos, para que no os llenéis de polvo las manos.

Ser cobarde se permite en esta casa pero sin abusar, se admite sólo para coger impulso y saltar más lejos que antes.

Pero de repente llega un momento del día en el que me siento perdido, como si me encontrara en medio del lejano oeste rodeado de tierras rojas, cactus y caballos de los que no conozco su nombre. Y me muero de sed en mitad de este desierto que no conozco, sin tus brazos a punto de rodearme el cuello para acercarte y apoyar la cabeza en mi pecho, para que te proteja y me protejas. Y me muero de hambre sin tu cuerpo a medio desnudar sobre la cama, sin tus susurros en mi oído tumbados en el sofá, sin tus manos frías buscando alivio entre las mías.

Todo esto debería ser una balanza de dos, entre dos.

Amor sin culpa y ganas a compartir a partes iguales.

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