Ojalá tuviera algo bueno para dar, algo que hiciera que quisieras quedarte a cenar los restos del día anterior, algo que hiciera que quisieras abrazarme con fuerza, besarme lento, quitarme la ropa sin aburrirte nunca.
Ojalá hubiera algo bueno en mí y tú pudieras verlo, algo que hiciera que la distancia entre nosotros fuera imposible de concebir para ti, algo que hiciera cada día igual de misterioso e infinito para los dos, algo que nos hiciera entrelazarnos para no rompernos nunca.
Ojalá nadie apague este hechizo y siga creciendo la magia, y te sigas riendo de mis trucos aunque ya no sean nuevos.
Ojalá nunca toquemos el horizonte porque siempre estemos avanzando, y el mar no tenga rincones secretos para nosotros porque los hayamos recorrido todos.
Ojalá el invierno sea largo y frío para poder meternos bajo las mantas y no tener que salir si no es estrictamente necesario.
Ojalá al verme vieras lo mismo que veo yo en ti, montañas infinitas, la paz sin miedo a romperse y el tiempo en nuestras manos.
Lo malo de imaginar es que de pronto te topas con la realidad y miras a tu alrededor, y en la televisión ponen algo que ni tan solo te apetece ver, y en la calle escuchas las voces de gente que todavía tiene vacaciones y el ruido silencioso de la nevera, y todavía tienes algo de hambre pero ya es demasiado tarde como para comer algo sin arrepentirte.
Ojalá un día no haya que pensar y todo suceda sin que tenga que desearlo con fuerza, cerrando los ojos, llorando algún rato y apretando los puños; que suceda sin rabia, sin odio, sin reproches acumulados en las venas.
Ojalá un día podamos cruzar al otro lado del río, empapados, sonriendo, sin que importe lo que dejamos atrás.
Ojalá un día me quieras tú a mí sin que sea tarde.
Ojalá un día se haga justicia poética con nosotros.
Increíble, al igual que todo lo que escribes. Cada vez hay menos literatura que transmita con tanta fuerza sentimientos y emociones que vivimos, y la tuya es una de las pocas.
Muchas gracias, no sabes lo bonito que es que alguien me lea de esa forma.