A veces se alinean los astros y se producen casualidades, pequeños golpes de suerte que estallan alrededor del mundo sin que seamos conscientes de ello, como cuando sin querer tropezamos y empecé a sonreír cuando nadie podía verlo, y empecé a hinchar el pecho y a caminar más seguro de mí mismo.
Existen momentos en los que todo el inmenso telar que es el universo se reduce a nosotros, y cuadran en un instante todos los complejos engranajes de nuestro reloj interior, y te recuerdo que eso ha pasado cuando estamos enredados en las sábanas y también fuera de ellas, con una simple mirada cómplice, con un leve roce de nuestra piel, con risas y sonrisas sin forzar.
La esperanza suele ser una virtud duradera, difícil de esquilmar, que a veces se confunde con la constancia. La esperanza es como esas plantas que no necesitan mucha agua, el cactus de los estados de ánimo. Algunas veces es punzante e incluso puede hacer daño, pero resiste y aguanta pese a todo. También es algo que nos acaba volviendo frágiles, indefensos, porque nos aferramos a ella cuando el bote se hunde en medio del océano. Como si pudiera salvarnos de algo.
Y yo sigo mirando el calendario con ojos de niño, esperando que algo cambie, que aparezcas entre la lluvia con una maleta y toques a mi puerta. Me sigue latiendo el corazón con más fuerza cuando me cruzo contigo, me duele más de lo habitual cuando te pierdo en todas esas pesadillas nocturnas que me despiertan y no me dejan, desde hace ya tiempo, dormir tranquilo.
A pesar de todo lo que diga o haga para ti sigo siendo el débil, el eslabón perdido de la cadena que es mejor dejar en el camino en lugar de volver a recogerlo. Entiendo que soy incómodo, que hablo mucho y pienso más, que intento entenderlo todo aunque me cueste, y racionalizarlo y volverlo tangible. Entiendo que debe ser agotador observarlo desde el otro lado, incluso aburrido.
Me disculpo contigo por quererte de la única forma que he podido hacerlo, sin barreras, sin prejuicios, sin miedo a caer en el abismo.
A veces se alinean los astros, las estrellas brillan un poco más fuerte, y te quedas conmigo para no volverte a ir.
[Tranquila, yo te espero.]