Están los que olvidan rápido, los que tardan más tiempo, los que no lo hacen nunca, y luego yo.
Igual por eso no sé cerrar las heridas.
Tengo una memoria en la que los buenos y los malos momentos se quedan grabados a fuego, y poco se puede hacer contra eso, porque por mucho que lo intentes hay ciertas cosas que no se van de tu cabeza, por mucho que luches por borrar ciertos pensamientos o ideas, o recuerdos.
O putos sentimientos.
El recuerdo de paisajes borrosos tras los cristales, de palabras que se quedaron suspendidas en el tiempo, de besos sin ningún tipo de contención. El recuerdo de promesas que han caído al suelo y se han convertido en miles de pedazos que no se pueden recoger. El recuerdo de canciones y de frases, y de fotografías donde todo estaba claro y no había indecisión, ni titubeos.
¿Por qué no sacas la bandera blanca y acabas de una vez con esta batalla? No sé si sabes que en las guerras todos los que han ido al frente acaban perdiendo aunque se sientan ganadores.
Y después de todo no nos merecemos perder de esta forma.
Aún me siento borracho de ganas de ti, por desgracia no se acaban, y me llena todavía esa fuerza que me impulsa hasta tus brazos, pero tengo que pararme los pies, decirme en voz baja que ya no puedo tocarte y tengo que mirar hacia otro lado.
Y para qué engañarnos, duele como supongo debe doler un puñal atravesando las costillas, dejándote sin respiración, tirándote al suelo.
Me estás desangrando sin querer remediarlo.
Creo que todo esto duele tanto como te quiero.
Me siento tan identificado con tus textos. Me gusta como hablas porque me recuerda al «yo» ahora mismo. Tenemos puntos parecidos en la forma de expresarnos. Saludos. Sigue escribiendo con la misma rabia pero sin padecer tanto.
Muchas gracias por leer y por tomarte tiempo para dejarme un comentario. Ojalá se pudiera elegir sufrir o no. Un saludo.
Así es… saludos y a escribir joder.