Otra puesta de sol, otro parpadeo acompasado, otra caricia que cae al suelo, otros dedos que arrancan tierra húmeda.
Parece un domingo triste.
Pero todavía es jueves y piensas que no llegarás tan lejos.
Ha vuelto a faltarme el aire sólo de pensar en el verano, de verme sin tu mano, de imaginar que la marea acabará por borrar de ti todo mi rastro. Nos va a tocar dormir muy lejos, sin volver a ver los destellos de la luz pálida de la luna colándose por nuestra ventana abierta, sin escuchar de fondo a desconocidos follando en el piso de arriba.
Aún no has olvidado las canciones que has aprendido conmigo, ni las letras que te recuerdan a mí, ni las cartas que he dejado a medias por tu culpa. Pero tampoco has tenido en cuenta toda la fuerza que he gastado luchando por lo imposible, todas las ganas que he perdido en el largo viaje. Y es que tengo tan claro que deberíamos mirarnos a la cara y volver a decirnos la verdad. Arañarnos un poco más y mejor. Besarnos en un portal y que nos vuelvan a pillar dos desconocidos. Saltarnos los semáforos. Escondernos menos de la lluvia. Bebernos todas las copas de vino. Que se nos olvide hacernos fotos porque estamos concentrados en quitarnos la ropa. Colarnos en la casa del poeta y leer en voz alta todos sus libros.
Y correr con la muerte en los talones.
El viento arrastra cristales rotos, hojas secas, el olor a cítrico del hueco de tu cuello, palabras largas, polvo del camino. El viento siempre trae recuerdos que huelen a café y despedida, aire helado, flores nuevas en tu pelo, sol del que te hace sentir vivo, sonrisas de antaño, distancia, susurros y agua de mar.
No aceptaré que todo esto es un error, porque no puede haber equivocación cuando se te eriza la piel, cuando se te humedecen los ojos, cuando buscas mi bragueta, cuando dibujo estrellas en tu espalda y hacemos malabarismos con las ganas.
Y es que siempre me falta tiempo contigo y me acaba sobrando todo lo demás.
Pido que no haya final, ni epílogo.
Pido que me saques de este drama, que vuelvas a oscuras hasta mi cama.
Pido que escribamos juntos la mejor versión (de nosotros mismos).
Suena Izal en la radio y te sigo esperando.
Tus letras son magicas, transportan a pasajes inimaginables llenos de utopía, tus versos me recuerdan al amor.
Muchas gracias por tus palabras, es gratificante leer esas cosas 😉