Me he convertido en una roca que se deshace por dentro y no sé cómo revertir la situación. He conseguido volverme duro por fuera para mantener el desgaste escondido, donde no pueda notarse. Y ahora parece que todo me da igual, pero es la mayor de las mentiras.
Ahora parece que soy superficial y que nada me importa.
Ahora parece que soy feliz.
He empezado a fingir bien.
Me dejaste desvalido, sin posibilidad de defenderme, sin fuerzas para poder caminar en dirección correcta, y ahora me pregunto a dónde cojones voy. No sé hacia dónde me dirijo, ni si hay alguien siguiendo mis pasos. Tampoco me queda claro si realmente hay alguien que se preocupe por mí más allá de dos o tres ratos al día.
Vuelvo a sentirme solo, completamente solo, y espero que sólo sea culpa del otoño. Espero que sea otra invención más de mi cabeza. No sé si es por los días cortos, por tener que usar otra vez las mantas, o es que abusar del café comienza a jugarme malas pasadas.
Ya sólo veo obviedades en las palabras de los demás, y no confío en nadie. Llevo los puños llenos de rasguños de golpear las paredes de pura rabia, y sólo puedo temblar cuando se apagan las luces y tengo que respirar solo en la oscuridad. Estoy hecho añicos y no voy a volver a ser el mismo.
No sé cómo se recupera uno de tener el corazón roto, si basta con tiritas, o con agua oxigenada. Si la mejor opción consiste en beber vodka sin hielo, dormir y esperar hasta que duela menos. Si tengo que coger la gasolina, fumarme un último cigarro e incendiarlo todo de una jodida vez. Si he de saltar por la ventana sin dejarte una nota de despedida.
Supongo que otra vez es culpa mía, que tiendo la mano demasiado rápido, que no sé jugar a esto como los demás, que me expongo sin apenas darme cuenta, que siento sin pensar, que pienso sólo en ti.
Y es que siempre me ha perdido una mirada bonita, el placer por la lectura y el romanticismo de hace siglos.
Siempre me ha perdido una bala envuelta en pintalabios rojo que vaya directa a reventarme los cimientos.
Tengo los pulmones destrozados de coger aire buscándote.
Y ahora sólo respiro polvo.
Curioso que lo triste también sea bonito. Por suerte nada es para siempre, ni siquiera el dolor. Bonita reflexión.