En aquel momento, jóvenes e idiotas, nos daba igual vivir pegados, no tener espacio propio, estar obligados a respirar juntos las veinticuatro horas del día. Compartir la pasta de dientes, robarte un trago del café del desayuno, que me dejaras en la puerta del trabajo después de un beso en los labios. Aún recuerdo con una sonrisa que duele tus enfados matutinos cuando quería quedarme dormido en lugar de levantarme a estudiar.
El tiempo ha pasado y cada vez más me parece que nunca fuimos de verdad, que todo es una invención más de mi cabeza, como todas estas letras. Hubo una época en la que hubiera dejado de morir por ti, en que quise ser eterno para no tener que abandonarte nunca, en que habría preferido arder en llamas a tener que decirte adiós.
Y ahora, ya no sé si reír o llorar. Ahora miro atrás y puedo descubrirme feliz en cada recuerdo del que formas parte, entiendo entonces que la vida ha hecho mella en mí, que deja huella y no tengo fuerza para borrar todas esas marcas que fuiste dejando en mi piel. Llevo por tu culpa un mapa de tatuajes invisibles que narran nuestra triste historia.
Eres tinta que no se borra.
Espero algún día, aunque sea lejano, poder coger aire sin pensar en ti, sin que me duelan los veintiún gramos de alma. Ojalá deje de buscarte en la mirada de otras, y deje de sangrar tan rápido. Acabaré siendo el dragón al que le cortan la cabeza con la espada bien afilada.
Hay días que cierro los ojos y quiero viajar en el tiempo para morir abrazándote sin sentirme culpable, porque es cierto, tenías razón. Con tanta nube gris en mis entrañas nunca fui capaz de quererte como merecías, ni cuando dejaste tu corazón entre mis torpes manos.
Te lo pido por favor, tú no mires hacia atrás, siempre estuviste mejor sin mí. Yo puedo seguir el viaje solo, estoy acostumbrado a cargar con mi equipaje, mi conciencia y esta puta memoria que todo lo guarda y que me arrastra a quemarme entre tus llamas.
Eres tinta invisible, y te llevo siempre conmigo.
Me encanta cómo escribes. Una vez me dijeron que escribía bonito pero triste, y hoy te lo digo yo a ti, escribes bonito para la tristeza que se esconde.
Preferiría escribir bonito sin ser ni estar triste. Gracias 😉
Sabes? Me encantaría pero la tristeza es una mala puta pero tú sabes cómo tratarla