Los días se suceden con una rapidez espantosa, segundo tras segundo, minuto tras minuto, hora tras hora. El mundo avanza entre pacientes que mienten, gente que te necesita y personas que mueren. Entre besos perdidos, peleas sin sentido y amores dolidos.
El tiempo se resbala entre los dedos sin que pueda darme cuenta, sin ser capaz de llegar a ver que el día de ayer ya no va a volver. Sin aceptar que los lunes se borran del calendario y que Marzo ya no va a repetirse jamás. Sin ver que el invierno frío ha pasado y que el verano siempre me trata mal.
Sentirse vivo es ir muriendo y perderse a uno mismo está a la orden del día. El mar me devuelve la calma, parece que con el rumor de sus olas se está riendo en mi cara mientras veo la luna, mientras la noche se apaga para que se encienda el sol.
Te das cuenta de que ya no hay refugios que puedan parar los misiles, ni chalecos que vayan a salvarte de tantas balas.
Te das cuenta que los días que vives, cuando acaban son días muertos.