Nieblas bajas y gritos entre las cuatro paredes de una habitación. Arañas mi espalda, me robas la voz, me besas la vida, me rompes el alma. Con el balcón abierto y tu voz dando un toque de color a una madrugada gris oscura, sin luces de farolas afuera. La cama tiembla, los gemidos retumban y el sudor empapa unas sábanas mojadas.
Vivimos entre pieles, en el cuerpo del otro, conjugando miradas y olvidando los verbos. Nos bebemos, nos follamos y volvemos a fumar un cigarro que nos da alas. Que nos deja continuar.
Ojalá algunas escenas fueran reales y no sólo fruto de mi imaginación.
Será que te echo de menos.